Observaciones, emitidas en la reunión ministerial de alto nivel, respecto a la situación humanitaria en Afganistán

El pueblo de Afganistán necesita un salvavidas.
Tras décadas de guerra, sufrimiento e inseguridad, se enfrentan a la que quizá sea su hora más aciaga.
Ahora es el momento de que la comunidad internacional se sitúe a su lado.
Seamos claros: esta conferencia no trata simplemente de lo que vamos a dar al pueblo de Afganistán. Se trata de lo que debemos.
Incluso antes de los dramáticos acontecimientos de las últimas semanas, los afganos estaban sufriendo una de las peores crisis humanitarias del mundo.
Hoy, uno de cada tres afganos no sabe de dónde saldrá su próxima comida.
La tasa de pobreza está aumentando en espiral – y los servicios públicos básicos están a punto de colapsar.
Cientos de miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
Al mismo tiempo, Afganistán se enfrenta a una grave sequía – la segunda que afecta al país en cuatro años.
Muchas personas podrían quedarse sin alimentos a finales de este mes, justo cuando se acerca el invierno.
Y, por supuesto, la COVID-19 sigue acechando al país.
El sistema de las Naciones Unidas—y el sistema humanitario en general—están ayudando al pueblo de Afganistán, con alimentos, intervenciones para salvar vidas y atención sanitaria esencial, incluida la atención de salud materna.
Hemos establecido sólidos mecanismos para coordinar la respuesta entre los esfuerzos humanitarios y de desarrollo—anclados en los derechos humanos.
Pedí al Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios y Coordinador del Socorro de Emergencia, Martin Griffiths, que viajara a Kabul la semana pasada para reunirse con el liderazgo de los talibanes.
Él reforzó nuestro compromiso de prestar asistencia humanitaria imparcial e independiente y protección a millones de personas necesitadas.
Hizo hincapié en el papel fundamental de las mujeres en el suministro de ayuda, e instó a todas las partes a garantizar sus derechos, su seguridad y su bienestar.
Pidió que se protegiera en todo momento a todos los civiles—especialmente a las mujeres, las niñas y las minorías.
Las autoridades de facto se comprometieron— en persona y en una carta de seguimiento dirigida al Secretario General Adjunto Griffiths—a cooperar para garantizar la entrega de la ayuda al pueblo de Afganistán.
Nuestro personal y todos los trabajadores humanitarios deben poder llevar a cabo su vital trabajo en condiciones de seguridad—sin acoso, intimidación o miedo.
Para continuar con nuestros esfuerzos por salvar vidas en Afganistán necesitamos cuatro cosas de inmediato.
Primero, financiación.
Necesitamos más. La necesitamos rápidamente.
Y necesitamos que sea lo suficientemente flexible como para adaptarse a las cambiantes condiciones sobre el terreno.
Les insto a que apoyen nuestro llamamiento urgente de 606 millones de dólares, para prestar asistencia urgente a 11 millones de personas en los próximos cuatro meses.
Hoy anunciamos una asignación de 20 millones de dólares del Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia para apoyar la operación humanitaria en Afganistán.
Segundo, necesitamos de su ayuda para impulsar el acceso humanitario, incluido el puente aéreo con Kabul y otros centros de operaciones en Afganistán.
El Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas — UNHAS — estableció un puente aéreo desde Islamabad hacia Kandahar, Mazar y Herat, con operaciones en marcha desde finales de agosto.
Ayer se reanudaron los vuelos del UNHAS desde Islamabad a Kabul — y ya están plenamente operativos en todo el país.
Este trabajo debe continuar. Se necesita mucho más.
Tenemos que ser capaces de trasladar a los trabajadores humnitarios y los suministros humanitarios dentro y fuera del país.
Necesitamos un acceso sin obstáculos para llegar rápidamente a los puntos conflictivos, supervisar con seguridad la respuesta y trasladar los artículos de ayuda dentro del país.
Tercero, tenemos que salvaguardar los derechos de las mujeres y las niñas en Afganistán – incluyendo el acceso a la educación y otros servicios esenciales.
Uno de los aspectos positivos de Afganistán en la actualidad es la nueva generación de mujeres líderes y empresarias–educadas y florecientes a lo larg de las últimas dos décadas.
Las mujeres y niñas afganas quieren asegurarse de que los logros no se pierdan, las puertas no se cierren y la esperanza no se extinga.
Esto es fundamental para el futuro del país y de cada afgano.
Finalmente, tenemos que garantizar que nuestra respuesta humanitaria salva vidas, pero también salva medios de vida.
El pueblo de Afganistán se enfrenta al colapso de todo un país – de golpe.
Afganistán se enfrenta a una emergencia a nivel de desarrollo y debemos proteger los avances de las dos últimas décadas.
Para ello, debemos garantizar que las economías locales sigan funcionando; que la gente pueda permanecer en sus comunidades y en sus hogares; que tenga acceso a los servicios básicos, a los ingresos básicos y a la protección social.
La comunidad internacional debe encontrar la forma de facilitar dinero en efectivo para que la economía afgana pueda respirar – un colapso total tendría consecuencias devastadoras para la población y se corre el riesgo de desestabilizar a los países vecinos con un éxodo masivo.
Las soluciones provisionales son fundamentales – pero el pueblo afgano necesitará nuestro apoyo a largo plazo.
Así, también, lo harán los Estados Miembros al abrir generosamente sus puertas a los afganos que se ven obligados a huir de su país.
Y todos los Estados miembros deben respetar las responsabilidades internacionales relativas a la protección de los refugiados.
Nuestro apoyo debe estar a la altura de las necesidades.
Yo he visitado Kabul muchas veces a lo largo de muchos años de conflicto.
Estas misiones estaban llenas de horror, miseria y dolor.
Pero también estuvieron marcadas por la esperanza, la fe y la determinación del pueblo afgano que conocí.
[El cual] Quiere que se erradique la pobreza extrema. Quiere que haya trabajos decentes. Quiere que se protejan sus vidas y sus libertades básicas. Quiere que su país esté libre de inseguridad y terror.
En resumen, quiere lo que todo miembro de la familia humana quiere y merece.
Tenemos que invertir en esa esperanza y esa promesa.
Permítanme terminar con unas palabras especiales de admiración y gratitud hacia el personal de las Naciones Unidas y toda la comunidad que brinda ayuda en Afganistán – la gran mayoría de los cuales son ciudadanos afganos.
Están realizando una labor extraordinaria en todo el país y cuentan con toda mi solidaridad.
Comprometámonos a apoyarles mientras apoyan al pueblo afgano – y a garantizar que puedan realizar su trabajo con seguridad.
El tiempo es corto y los acontecimientos se mueven rápidamente en Afganistán.
Extendamos un salvavidas al pueblo de Afganistán – y hagamos todo lo que podamos – y todo lo que debamos – para ayudarles a mantener la esperanza.
















