¿Quién está dispuesto a pagar por la sostenibilidad en el Pacífico? - blog post de la Coordinadora Residente
Tras los importantes reveses sufridos en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el Pacífico necesita un acceso más justo a la financiación en su lucha por superar los retos climáticos.
Las crisis climáticas, geopolíticas y sanitarias mundiales han provocado importantes reveses en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un conjunto de 17 parámetros globales adoptados por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015 en busca de un mundo más equitativo.
Los pequeños Estados insulares en desarrollo, entre los que se encuentran 13 países insulares y siete territorios del Pacífico, han sufrido las consecuencias sanitarias directas de la pandemia de COVID-19, así como sus consecuencias indirectas, como la contracción de la economía mundial y las interrupciones de la cadena de suministro. Mientras tanto, los precios de la energía aumentan, las tensiones geopolíticas se incrementan y la crisis climática sigue golpeando duramente a las naciones insulares.
Los países pudientes y las Instituciones Financieras Internacionales deben ayudar a financiar las infraestructuras físicas y el capital humano necesarios para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los pequeños Estados insulares en desarrollo y reforzar la resiliencia de estas economías.
Los pequeños Estados insulares en desarrollo (formalmente reconocidos como Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, PEID) son un grupo diferenciado de 58 países pequeños, remotos, poco diversificados y muy expuestos, situados en el mar Caribe, los océanos Pacífico, Atlántico e Índico y el mar de China Meridional. En agosto de 2020, en una carta dirigida a la Alianza de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (Alliance of Small Island States, AOSIS, en inglés), el Secretario General de las Naciones Unidas se comprometió a elaborar un índice de vulnerabilidad multidimensional para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo con el fin de definir mejor el caso especial para el desarrollo que representan estas pequeñas naciones y ampliar su acceso a recursos como la financiación en condiciones favorables. En diciembre de 2020, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución en la que se encomendaba a las Naciones Unidas la realización de trabajos técnicos para elaborar un índice y proponer opciones para su uso. Debido a las vulnerabilidades agravadas, los PEID tienen un menor potencial de desarrollo a largo plazo.
Video disponible en inglés, con subtítulos autogenerados*.
Un mayor grado de vulnerabilidad estructural, el cual es medido por el índice de vulnerabilidad multidimensional (Multidimensional Vulnerability Index, en inglés), en su versión piloto, de la Red de Soluciones para el Desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, se asocia a una menor puntuación en el índice relativo al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG Index score, en inglés), una herramienta desarrollada por la Red para medir el progreso de los países en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ser estructuralmente vulnerable se asocia con un menor rendimiento respecto al Objetivo 1 (ODS 1: fin de la pobreza) y el Objetivo 3 (ODS 3: salud y bienestar), y en cuestiones como la inseguridad alimentaria. La limitada capacidad fiscal de los pequeños Estados insulares en desarrollo no puede absorber los crecientes costes de la mitigación y la adaptación al clima, sin los cuales, los países con atolones del Pacífico, como Kiribati, las Islas Marshall, Tokelau y Tuvalu, tendrían un futuro incierto.
Las islas del Pacífico son especialmente vulnerables a los choques económicos y financieros externos, así como al impacto del cambio climático y los peligros naturales. Cuando la COVID-19 golpeó, los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo que dependen en gran medida del sector turístico y de los flujos de remesas sufrieron graves recesiones económicas y pérdidas de empleo. Fiji, Guam y Vanuatu sufrieron una caída del PIB anual en 2020 del 15,7 por ciento, 11,9 por ciento y 6,8 por ciento respectivamente, en comparación con el 6 por ciento de la Unión Europea y el 3,4 por ciento de Estados Unidos.
El cambio climático y las desastres naturales también suponen severos riesgos cada vez más graves para las economías de las pequeñas islas, como demuestran la reciente erupción volcánica, el tsunami y la caída de cenizas en Tonga (recent volcanic eruption, tsunami and ashfall in Tonga, reseña en inglés del Banco Mundial), y la reducción de la superficie terrestre de varias islas del Pacífico debido a la subida del nivel del mar. Las economías de las islas pequeñas también se ven afectadas con mayor frecuencia por una grave "triple carga" de malnutrición, en la que la subnutrición (antiguamente conocida como desnutrición) y las carencias de micronutrientes coexisten con tasas crecientes de obesidad y enfermedades no transmisibles relacionadas.
Las islas del Pacífico importan el 80% de sus alimentos y tienen la mayor prevalencia mundial de obesidad y enfermedades no transmisibles (the world’s highest prevalence of obesity and non-communicable diseases, en inglés). Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (también conocidos informalmente como Objetivos Mundiales) incluyen el firme compromiso político de "No dejar a nadie atrás" (“leave no one behind”, en inglés). Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo necesitan financiación para invertir en las infraestructuras físicas (como las energías renovables y las tecnologías digitales) y el talento o capital humano (como, por ejemplo, en sanidad y en educación); todo tan necesario para avanzar en lo que respecta a los Objetivos Mundiales.
Sin embargo, la mayoría de ellos no pueden pedir préstamos en condiciones razonables. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado un importante documento de trabajo (an important study, disponible en inglés) en el que se miden los costes adicionales a los que se enfrentan los Pequeño Estados Insulares, incluidos 23 pequeños Estados insulares en desarrollo del Pacífico, para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La conclusión del FMI es que ninguno de los Pequeños Estados en Desarrollo puede financiar los objetivos por sí solo – ellos necesitan un mecanismo de financiación adicional venido del resto del mundo. Para canalizar más financiación internacional hacia los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, incluidas las islas del Pacífico, los países ricos – especialmente los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) – podrían aumentar sus compromisos para financiar la mitigación y la adaptación al clima a nivel mundial. Los países ricos y sus compañías de combustibles fósiles han bombeado la mayor parte de las emisiones de dióxido de carbono, la principal causa del cambio climático.
Sin embargo, estos países ricos quedaron cortos en su compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares (US$100 billion per year, en inglés) al año para la financiación del clima. Estos países también podrían gravar a la industria de los combustibles fósiles para ayudar a cubrir los crecientes costes globales asociados a sus emisiones. Las instituciones financieras internacionales podrían integrar mejor la vulnerabilidad y las necesidades de los países en sus criterios de asignación de financiación en condiciones favorables. Los pequeños Estados insulares en desarrollo tienen dificultades para movilizar la financiación necesaria para alcanzar los objetivos, principalmente porque la renta nacional bruta per cápita se sigue utilizando para determinar el acceso a los recursos en condiciones favorables o a las subvenciones. Las pequeñas economías insulares, la mayoría de las cuales son países de renta alta y media, se consideran demasiado ricas para tener acceso a la financiación del desarrollo, a pesar de que están sufriendo repetidas y devastadoras catástrofes medioambientales, y de que varios shcoks simultáneos están paralizando sus economías, poniendo en peligro a sus poblaciones.
Las Instituciones Financieras Internacionales podrían revisar los criterios de admisibilidad para el acceso a la coordinación para el desarrollo, teniendo en cuenta las necesidades específicas de los países, además de la renta nacional bruta per cápita. Para poder prestar asistencia a los pequeños Estados insulares en desarrollo, es esencial que se reconozcan las vulnerabilidades estructurales a la hora de asignar fondos en condiciones favorables. El desarrollo del índice de vulnerabilidad multidimensional (Multidimensional Vulnerability Index, en inglés) solicitado por el Secretario General de las Naciones Unidas, así como el establecimiento de un Grupo de Expertos de Alto Nivel que se encargará de finalizar el índice para 2022, representan pasos clave hacia este fin.
Las soluciones de financiación innovadoras, como los bonos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también podrían desempeñar un papel importante en el apoyo a las inversiones relacionadas con los objetivos (ODS) en los pequeños Estados insulares en desarrollo. Dicho esto, según los sistemas de calificación existentes, la mayoría de estos Estados no tienen solvencia y, por tanto, no pueden acceder a estos instrumentos financieros a menos que las Instituciones Financieras Internacionales les apoyen para desligar los bonos y obtener deuda en los mercados de capitales. Los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional (International Monetary Fund’s Special Drawing Rights, en inglés)—constituyen un activo de reserva internacional creado para complementar las reservas oficiales de sus países miembros—, podrían utilizarse para obtener mecanismos de financiación adicionales para apoyar el desarrollo.
Los canjes de deuda, como el de deuda por desarrollo, deuda por clima o deuda por medio ambiente, son herramientas condicionadas por el Estado que podrían utilizar los pequeños Estados insulares en desarrollo para reestructurar su creciente deuda y liberar recursos para el desarrollo y el progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Los líderes mundiales tendrán varias oportunidades de tomar medidas en pro de apoyar el progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los países vulnerables, incluyendo el Foro Político de Alto Nivel, que tuvo lugar a principios de julio de 2022; la Conferencia de las Partes en la la 27ª sesión de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), en noviembre de 2022; la Conferencia de las Partes sobre la Biodiversidad (COP 15), programada para el 15 en diciembre; y la Cumbre de los ODS, en septiembre de 2023. Un plan global para financiar el desarrollo sostenible en los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y en los países vulnerables podría cambiar el rumbo.
Sobre los autores:
Isabella Massa es economista senior en la Oficina de París de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (Sustainable Development Solutions Networ, SDSN, en inglés) de las Naciones Unidas, donde dirige el trabajo sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID). Anteriormente, trabajó como investigadora en el Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI) en Londres (Reino Unido), y como consultora independiente para varias organizaciones internacionales.
Guillaume Lafortune es vicepresidente y director de la oficina de París de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (Sustainable Development Solutions Network, SDSN, en inglés) de las Naciones Unidas. Se incorporó a SDSN en 2017 para dirigir el trabajo sobre datos, políticas y financiación de los ODS. Anteriormente, trabajó como economista en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y en el Gobierno de Quebec (Canadá).
Simona Marinescu, PhD, es miembro del Scotia Group (Grupo Scotia, en español), un grupo de destacados internacionalistas y líderes de la política, el mundo académico, el derecho y la empresa. El objetivo del Scotia Group es sentar las bases de una acción mundial concertada para evitar las peores consecuencias de la crisis climática. Fue coautora en 2022 del libro de investigación Energía, Derecho y Ética con la Universidad Queen Mary de Londres, centrado en las normas medioambientales, sociales y de gobernanza para descarbonizar la financiación del desarrollo. Es profesora invitada en la Universidad Nacional de Samoa y Coordinadora Residente de la ONU en Samoa, Islas Cook, Niue y Tokelau.
La lista de donantes y asociados de la SDSN puede consultarse aquí.
Este artículo de opinión se publicó originalmente aquí.