La singular y populosa región de Asia-Pacífico está formada por 58 países, de los cuales 12 están clasificados como países menos adelantados (PMA) según la clasificación de las Naciones Unidas. Esto significa que se les reconoce como países que tienen "bajos niveles de ingresos y se enfrentan a graves impedimentos estructurales para el desarrollo sostenible". Dada su vulnerabilidad subyacente, los países y las poblaciones de Asia-Pacífico se llevan la peor parte de los efectos desiguales de la pandemia de la COVID-19.
Como hemos visto, la pandemia puso de manifiesto las fragilidades comunes de unos sistemas sanitarios, económicos y sociales que ha resultado ser insuficientes y carentes de recursos en toda la región de Asia-Pacífico. Esto exigió grandes revisiones dentro de las limitadas capacidades de las naciones de Asia-Pacífico que siguen luchando contra la pobreza extrema, para lograr un desarrollo sostenible, y las amenazas existenciales debidas al cambio climático. Como resultado, los gobiernos han tenido que redirigir fondos y aumentar los préstamos externos para impulsar sus paquetes de estímulo en respuesta a la pandemia.
En la época previa a la COVID-19, las efectivas reformas contribuyeron al progreso socioeconómico de algunos de los países de la región, que han sacado a millones de personas de la pobreza. Sin embargo, muchos de estos logros conseguidos con tanto esfuerzo han sufrido reveses a raíz de la pandemia.
Llegaré a Bangkok, Tailandia, para participar en la 78ª sesión de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (CESPAP). Allí se reunirán los líderes de la región, junto con las partes interesadas, para debatir e idear un programa de recuperación sostenible tras la COVID-19, bajo el lema "Un programa común para avanzar en el desarrollo sostenible en Asia y el Pacífico". Durante mi estancia en Bangkok, me reuniré con líderes, con los equipos de las Naciones Unidas en los países, con representantes de la juventud y con organizaciones de la sociedad civil.
A medida que se desarrollen las reuniones del lunes, se verá el aumento de la complejidad del comercio internacional, la paz y el orden como resultado del conflicto en Ucrania. Con ello, la región de Asia-Pacífico se enfrentará a unas tasas de inflación más elevadas que someterán a las sociedades marginadas y vulnerables a unos niveles más altos de inseguridad alimentaria y de precios de los combustibles, con la consiguiente pobreza.
La región necesita reconstruirse más fuerte de forma conjunta y la 78ª sesión de la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico es un momento oportuno para trazar un camino inclusivo y resiliente. Aunque cada país se enfrenta a retos únicos y cuenta con circunstancias diferentes, la naturaleza transversal de estos problemas exige una cooperación global y regional. Se requiere aprender los unos de los otros. Como hemos aprendido de la pandemia, ningún país está a salvo hasta que todos los países estén a salvo. La recuperación sostenible y resiliente es una agenda urgente y crítica.
Estoy seguro de que la recuperación de la región de Asia-Pacífico pasa por una mayor cooperación regional y multilateral. En la que los líderes, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil, las Naciones Unidas y todas las partes interesadas acudan para aportar esperanza a la gente, a la prosperidad y al planeta.
Como presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, elegí la "esperanza" como tema de mi presidencia para el 76º período de sesiones de la Asamblea General porque, dada la desesperación y la destrucción que hemos visto, la esperanza es lo que el mundo necesita ahora mismo. Con esta visión, he defendido firmemente la recuperación de la pandemia, la reconstrucción sostenible, la respuesta a las necesidades del planeta y el respeto de los derechos de todos, lo que creo que puede contribuir a las ganas globales de reconstruir para mejorar y fortalecer. Estos principios de mi presidencia de la esperanza sustentarán los elementos de mi mensaje en Bangkok.
No soy ajeno a las consecuencias del cambio climático, ni al discurso en torno al desarrollo sostenible. Como ciudadano y político desde hace mucho tiempo dentro de un pequeño Estado insular en desarrollo, las Maldivas, estas cuestiones han formado parte continuamente de mis esfuerzos, especialmente cuando nos enfrentamos a las amenazas existenciales de un clima cambiante. Sé lo que significa levantarse cada día preocupado por el futuro de tu tierra, tu identidad y tu cultura. Conozco la ansiedad y el cansancio que provocan las dificultades tecnológicas, el acceso a una financiación adecuada y las cadenas de suministro imprevisibles y poco fiables a nivel mundial. Conozco los retos, las confrontaciones y las consecuencias. Yo, con los ciudadanos de mi país y los que son como nosotros, los vivo cada día.
Los debates de la 78ª sesión de la CESPAP serán importantes para allanar el camino hacia una cooperación regional reforzada y mejorada que permita avanzar en la acción respecto a las cuestiones subyacentes del desarrollo sostenible.
Una recuperación pospandémica debe abordar las desigualdades económicas, sociales y medioambientales, incluidas las que se producen en torno a la brecha digital y de datos. La región de Asia-Pacífico se quedará atrás sin las necesarias transformaciones digitales.
Asimismo, es importante que los responsables políticos mantengan debates orientados a la acción desde un enfoque de todo el gobierno y toda la sociedad. Esto será crucial para comprender plenamente el alcance de los impactos dentro de las comunidades y para garantizar que nadie se quede atrás. Tenemos que escuchar a los que viven los desafíos, incluyendo a las mujeres y a los niñoas y niñas.
Mi mensaje general a los líderes, a las partes interesadas y a la comunidad internacional en la 78ª sesión de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico será muy claro: reclamar el futuro en el corazón de las alianzas mundiales reforzadas será fundamental para una recuperación sostenible en la región de Asia y el Pacífico.
Abdulla Shahid, presidente de la 76ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, publicó originalmente este artículo de opinión en el Bangkok Post. También se publicó en la página web de las Naciones Unidas en Tailandia. Su publicación coincidió con la septuagésima octava sesión de la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (CESPAP) en Bangkok.