En Guatemala, las mujeres reinventan la agroindustria

Doris* está convencida de que las mujeres son capaces de ganarse la vida.
Ella es la presidenta de uno de los grupos de ahorro y crédito de Chamaiq — una aldea del departamento de Alta Verapaz, en el centro-norte de Guatemala — y una de las 3.000 participantes en el Proyecto de Empoderamiento Económico de Mujeres Indígenas implementado por el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés).
“No solo los hombres pueden trabajar, no solo ellos pueden buscar dinero afuera nosotras las mujeres también podemos trabajar, para ganar nuestro dinero eso me gustó, por eso estoy contenta y participando en esta iniciativa...Antes de participar en la capacitación, no sabía para qué servían el ahorro o el crédito... Quiero seguir aprendiendo”, explica Doris.
Más allá de la mejora de la producción agrícola, el proyecto del PMA también amplía el acceso que tienen las mujeres indígenas a los mercados laborales mediante la mejora de la seguridad alimentaria de sus familias y comunidades, lo que supone un avance para sacar a la población de situaciones de vulnerabilidad, como el hambre y la pobreza.
Guatemala se enfrenta a serios desafíos en su camino para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (ODS 2) de poner fin al hambre para 2030. Casi la mitad de la población en Guatemala no puede pagar la canasta básica de alimentos. Dicha cifra que se solapa con las comunidades indígenas, las cuales constituyen el 46 por ciento de la sociedad guatemalteca. De hecho, la arraigada desigualdad hace de Guatemala uno de los países más desiguales de América Latina.
A pesar de ser un país de renta media-alta, con fácil acceso a servicios y mercados modernos, Guatemala tiene la mayor tasa de malnutrición crónica en niños y niñas menores de cinco años de toda América Latina: 1 de cada 2 niños y niñas en Guatemala sufre malnutrición crónica.
Alrededor de un tercio de la población de Guatemala trabaja en la agricultura, la cual constituye la mayor fuente de empleo del país. Sin embargo, el salario medio en el sector de la agricultura apenas supera el coste mensual de los suministros que componen la canasta básica de alimentos. Aunque muchas personas dependen de la agricultura como medio de vida, los salarios no son suficientes para alimentar a una familia, lo que explica los altos índices de malnutrición en el país.
Sumado a esto, Guatemala se encuentra entre los diez países más vulnerables al cambio climático y a las catástrofes naturales, lo que aumenta el riesgo de inseguridad alimentaria al menos diez veces anualmente. Las mujeres, los ancianos, los pueblos indígenas, las personas con discapacidad y los habitantes de las zonas rurales están especialmente expuestos a los desastres naturales y a la inanición.
“Nosotras hemos demostrado a la comunidad que las mujeres pueden tener éxito en actividades que van más allá de las de ser amas de casa”, explica Zoila.
Zoila* nunca aprendió a leer ni a escribir. Pasó su juventud realizando tareas domésticas como la hija mayor de una familia sin tener la oportunidad de ir a la escuela. A los 15 años la casaron contra su voluntad. Ahora Zoila es la líder de un grupo de mujeres en el marco del programa conjunto para acelerar los progresos hacia el empoderamiento económico de la mujer rural (Joint Programme on Accelerating Progress towards the Economic Empowerment of Rural Women, JPRWEE, en inglés) — una iniciativa mundial ejecutada conjuntamente por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento (ONU Mujeres) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés).

Los resultados de estos proyectos han demostrado el valor de contar con programación dirigida por mujeres. En Guatemala, las mujeres suelen ser las encargadas de cuidar a los niños y niñas, a las personas mayores y a quienes no pueden trabajar; por lo tanto, ayudar a las mujeres a acceder al mercado laboral beneficia a toda la sociedad.
"Ahora que tengo dinero, me siento segura porque puedo utilizarlo de forma consciente — principalmente para comprar alimentos y pagar por la educación de mis tres niños", añade Aurelia*, en nombre del FIDA.
El Coordinador Residente de las Naciones Unidas en Guatemala, el Sr. Miguel Barreto, hace eco de ello:
"Las mujeres guatemaltecas son vigorosas. Tienen la vigorosidad necesaria para sacar adelante a sus familias y dar forma a sus comunidades sobre la marcha de sus trayectorias. La agroindustria y el desarrollo comunitario en Guatemala reflejan la Agenda 2030, y ambos están dirigidos por mujeres."
“Las mujeres guatemaltecas son vigorosas. Tienen la fortaleza necesaria para sacar adelante a sus familias y dar forma a sus comunidades a la misma vez. La agroindustria y el desarrollo comunitario en Guatemala son fieles reflejos de la Agenda 2030, y ambos están dirigidos por mujeres.”
Las Naciones Unidas en Guatemala apoyan el programa del presidente de la República Alejandro Giammattei centrado en el fortalecimiento de la arquitectura financiera de Guatemala para financiar la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición (Strengthening Guatemala’s Financial Architecture to Finance the Great National Crusade for Nutrition, en inglés). El objetivo es encontrar soluciones duraderas a la malnutrición endémica.
Las entidades gubernamentales (a nivel nacional y municipal), la sociedad civil, el sector privado y los miembros del mundo académico fueron unidos en torno a la seguridad alimentaria y la nutrición: hace dos años, la fallecida Coordinadora Residente trabajó para unir a los diferentes sectores y y dio el pistoletazo de salida al programa del Fondo Conjunto para los ODS (Joint SDG Fund programme, en inglés), que aportó un millón de dólares a la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición.
“Es el primer proyecto que lanzamos en Guatemala como parte de este Fondo que se orienta a apoyar esfuerzos nacionales en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible [de manera holística]”, ella afirmó en aquel entonces.
Desde entonces, las Naciones Unidas han apoyado de manera impactante a los negocios liderados por mujeres y al empoderamiento de género, todo ello alineado con el camino para alcanzar el objetivo de hambre cero para 2030 (ODS2: Hambre cero).
Por ejemplo, Suecia y el equipo de las Naciones Unidas en Guatemala unieron fuerzas para poner en marcha un programa que se centra en el fortalecimiento de la resiliencia de los hogares en el Corredor Seco de Guatemala para vivir mejor y aumentar las capacidades en cuanto a seguridad hídrica y seguridad alimentaria. Se centra en fomentar la resiliencia a largo plazo de las comunidades en riesgo de sufrir choques relacionados con el cambio climático. El proyecto beneficia a más de 7.000 familias al vincular la adecuada gestión de desastres, el crecimiento económico inclusivo y el desarrollo comunitario liderado por mujeres en 59 comunidades indígenas— entre ellas, Ch'orti', Poqoman y Mestiza — del departamento de Chiquimula, en el sureste de Guatemala.
Empoderar a las mujeres, empoderar a las comunidades
Existe una importante desigualdad entre la participación de hombres y mujeres en la fuerza laboral; el 85,6% de los hombres trabajan en diferentes tipos de ocupaciones, frente al 43,3% de las mujeres.
Las iniciativas que incorporan enfoques basados en el género y la comunidad para aliviar los peligros del hambre — ODS 2 vinculado con la igualdad de género ODS 5 (igualdad de género) y el desarrollo económico rural inclusivo — no solo ayudan a mejorar el acceso de las mujeres a las oportunidades laborales y la capacidad de asegurar fuentes de alimentos nutritivos, sino que también destacan cómo el empoderamiento y el liderazgo de las mujeres son fundamentales para este proceso.
El Gobierno de Guatemala, junto con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el Programa Mundial de Alimentos, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento (ONU Mujeres), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), han colaborado en estos programas conjuntos para el empoderamiento económico de las mujeres (joint programs for women's economic empowerment, en inglés). Los programas trabajan con las mujeres para fortalecer sus conocimientos y habilidades técnicas, mejorar la productividad agrícola e impulsar el acceso al mercado.
El empoderamiento de las mujeres rurales también aumenta la seguridad alimentaria y los medios de vida de las familias rurales, mejora su nutrición y garantiza una seguridad alimentaria sostenible. Ahora que se acerca el día internacional contra la pobreza, estas acciones son más importantes que nunca.
* Se omiten los apellidos para preservar la confidencialidad.
Escrito por Peride Blind, Oficial de Planificación Estratégica y Jefa del Equipo de la Oficina del Coordinador Residente de las Naciones Unidas en Guatemala. Editado por la Oficina de Coordinación del Desarrollo (OCD) de las Naciones Unidas.
Para saber más sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Guatemala, visite: Guatemala. UN.org.