Destacamos esta historia en el marco de 16 Días de activismo contra la violencia de género, una campaña internacional que se celebra cada año y que comienza el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y se extiende hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
GEORGETOWN, Guyana - Desde fuera, los de Florimonte parecían una familia normal y bien avenida. El Sr. de Florimonte era un respetado periodista, su mujer era enfermera y juntos habían tenido nueve niños y niñas. Pero el Sr. de Florimonte tenía la costumbre de tomar alcohol, lo que a menudo provocaba conflictos en su casa.
Siendo la menor, Wemyss de Florimonte recuerda haber recitado una oración que le enseñó una de sus hermanas, quien usaba su fe para consolar a sus hermanos. "Hasta el día de hoy, no puedo oírla sin sentirme afectada", dice Wemyss. "Ese ciclo continuó durante toda mi infancia".
Wemyss tiene ahora 49 años y fue coordinadora de violencia de género del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Guyana. Ella reflexiona sobre algunos de los factores que impulsaron el comportamiento agresivo de su padre durante su infancia.
"La ideología de mi padre estaba profundamente arraigada en el patriarcado", dice. "También sirvió en el Servicio Nacional de Guyana. Cuando iba a casa, toda la casa tenía que estar limpia. La comida tenía que estar en la mesa. Si no, todo el mundo tenía que estar a disgusto".
Wemyss tuvo una infancia llena de desafíos, a menudo se sentía invisible en una casa de 11 personas. A los 15 años se quedó embarazada, poco después de terminar con su relación de pareja. Como madre soltera y adolescente, Wemyss comenzó entonces una nueva relación que desembocó en abusos.
"El abuso no ocurre las 24 horas del día. Hay días o meses hermosos con amor y afecto y luego está el abuso, y cuando eso sucede, sabemos que va a terminar; esperamos la siguiente fase", dice. "Y así, muchas veces, nuestro cerebro tiende a bloquear las partes malas".
Después de varios intentos, Wemyss finalmente dejó a su pareja para siempre tras un episodio especialmente violento. Dice que su padre fue decisivo para reunir el valor necesario para dejarlo, haciéndole saber que siempre sería bienvenida a volver a casa si no estaba contenta.
Encontrar propósito a través del trabajo social
Wemyss abandonó la escuela para cuidar de su hija, pero decidió completar sus estudios de secundaria a los 30 años. Más tarde se licenció en trabajo social y dice que sus estudios la ayudaron a curarse de su trauma.
"Me dije a mí misma: 'Voy a estudiar trabajo social, y eso me curará. Quiero entender cómo ser mejor madre, cómo superar esto [el trauma] y la forma en que respondo a las situaciones. Como madre, a veces solía arremeter contra mis niños", dice. "Yo reconocí que estaba traumatizando a mis niños por mi trauma".
Lo que empezó como una travesía hacia la autocuración se convirtió en una pasión por ayudar a los demás. Rápidamente se convirtió en un pilar de apoyo para las demás mujeres de su curso. "Tantas mujeres han pasado por estas cosas, y todavía lo están haciendo", dice. "Creo que debido a mi personalidad [franca], les resultaba más fácil hablar conmigo, así que empecé a ser la consejera no oficial de la clase".
Desde que se graduó, la Sra. de Florimontes ha trabajado como responsable del programa Women of Worth (Mujeres de Valor, en español) del Ministerio de Servicios Humanos y Seguridad Social de Guyana, proporcionando financiación para pequeñas empresas a madres solteras a tipos de interés bajos, entre otras funciones.
Cambiar la cultura
"La violencia de género es sistémica. Está arraigada en todas nuestras prácticas, nuestras normas, nuestras instituciones, por lo que abordar la violencia de género requiere un enfoque multisectorial, de varios niveles y centrado en la comunidad", afirma Wemyss. "Podemos marcar la diferencia con la Iniciativa Spotlight porque aborda la violencia de género o la violencia contra las mujeres y las niñas desde todos estos ángulos diferentes".
A pesar de algunos avances, afirma que hay que hacer más para crear un cambio cultural que permita a las mujeres poder salir a la luz, compartir sus historias y tener el valor de abandonar las situaciones de violencia.
"Soy una luchadora, siempre", dice. "Y siempre me enseñaron a hablar y a no tener miedo. Pero [la sociedad] denigra tanto a las mujeres. [Es como si no entendiéramos que esto es algo con lo que todos nosotros podemos haber luchado, ya sea personalmente o a través de la interacción con un superviviente. [Necesitamos] hablar con las supervivientes. Apoyémosles, trabajemos con ellos, recordémosles que muchos de nosotros pasamos por esto pero salimos adelante. El apoyo lo es todo".
La iniciativa Spotlight en Guyana
Para hacer frente a los desafíos de la violencia contra las mujeres y las niñas (VAWG), la Unión Europea (UE) y las Naciones Unidas se han embarcado en un programa plurianual: la Iniciativa Spotlight de la UE y la ONU. La Iniciativa Spotlight en Guyana se lleva a cabo a través de cuatro entidades de la ONU (ONU Mujeres, UNFPA, PNUD y UNICEF). Recientemente ha publicado su Informe Anual del Programa para 2021 (Annual Programme Report 2021, en inglés), en el que se expone cómo esta iniciativa conjunta ha reforzado los esfuerzos colectivos de las partes interesadas para crear un entorno en el que las mujeres y las niñas vivan libres de violencia, de prácticas nocivas y de formas de discriminación interrelacionadas.
Escrito originalmente en inglés por Jasmaine Payne, escritora, editora y consultora de relaciones públicas de The Spotlight Initiative. The Guyana Chronicle publicó una versión más larga de esta historia. Esta versión fue editada y adaptada por la Oficina de Coordinación del Desarrollo (OCD) de las Naciones Unidas.
Para saber más sobre el trabajo del equipo de las Naciones Unidas en Guyana, visite Guyana.UN.org.