A principios de año, el Gobierno de Indonesia anunció que había administrado más de 280 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19. Con más del 79,6% de la población nacional habiendo recibido al menos una dosis y el 54,8% totalmente vacunada, Indonesia celebró el logro de su objetivo nacional de vacunación para finales de 2021.
A lo largo de la pandemia, las Naciones Unidas en Indonesia han estado junto al pueblo de Indonesia; apoyando a los trabajadores sanitarios, entregando herramientas esenciales y suministros médicos, contrarrestando la información errónea, y asegurando que las vacunas que salvan vidas fueran entregadas a velocidad y escala.
Leyenda: Un trabajador sanitario comprueba la aplicación SMILE, un sistema de seguimiento electrónico de la inmunización y la logística, desarrollado por el Ministerio de Sanidad de Indonesia y el PNUD, con el apoyo del Gobierno de Indonesia.
Magdalena Pelamonia (Maya) es coordinadora de inmunización en el Centro Comunitario de Salud de Kilang, un pueblo de la ciudad de Ambon, en la provincia de Malaku. Su trabajo diario incluye la vacunación de niños y niñas menores de cinco años. Durante la pandemia, le fue asignada la supervisión de la campaña de vacunación contra la COVID-19.
Caminar es a menudo la única opción para llegar a las zonas objetivo. Maya y otros trabajadores sanitarios suelen emprender largos viajes a pie por carreteras llenas de curvas, terrenos difíciles y zonas costeras.
"Esta travesía no es nada comparado con la larga espera de la gente por la vacuna", dice Maya.
Leyenda: Maya anota el proceso de vacunación en un cuaderno de bitácora.
En zonas con limitada conexión o sin acceso a Internet, Maya utiliza bitácoras de vacunación para supervisar el estado de los esfuerzos contra la COVID-19 y otras campañas de vacunación. Ahora, hay un paso más en su proceso—cuando regresa a la ciudad, transfiere los datos a SMILE, una innovadora aplicación de seguimiento electrónico que apoya el trabajo de los sanitarios.
Desarrollada por el Ministerio de Sanidad de Indonesia y el PNUD, SMILE supervisa la logística de las vacunas proporcionando novedades e informes periódicos sobre la distribución.
“SMILE es una aplicación única que me ayuda mucho en mi trabajo, porque la distribución de las vacunas se puede ver en tiempo real, lo que facilita su seguimiento,” dice Maya.
Una vez que Maya registra los datos en la aplicación SMILE, otros detalles, incluido el historial de transacciones, se almacenan automáticamente en los datos de la Oficina de Salud de Ambon, así como en la base de datos nacional. La base de datos digital almacena información relativa a las existencias de vacunas, el número de vacunas usadas y caducadas y los lugares de vacunación.
Cuando se introdujo por primera vez la app SMILE en Ambon, sólo la utilizaban los sanitarios de los almacenes farmacéuticos y los que administraban las vacunas. Ahora también la utilizan trabajadores sanitarios como Marlen, una matrona, que va de puerta en puerta para convencer a la gente de que se vacune.
“SMILE es un buen asociado para mis compañeros sanitarios y para mí durante la pandemia. Los datos se presentan en tiempo real y son fáciles de visualizar,” dice Marlen.
Leyenda: Maya y su colega, Obi, transportan vacunas en el pueblo costero de Hukurila, una zona a la que sólo se puede acceder a pie.
Lucha por la vacunación y contra la información errónea en el lugar de trabajo
A pesar de los avances de los esfuerzos de vacunación contra la COVID-19 en Indonesia, el virus sigue suponiendo riesgos en los lugres de trabajo en todo el país. A lo largo de la pandemia, las fábricas de ropa de Indonesia han permanecido abiertas, continuando con la producción de productos y proporcionando continuidad laboral a los trabajadores. Aunque se implementaron de manera estricta los protocolos sanitarios, muchos trabajadores tuvieron dificultades para evitar la exposición al virus.
Eltruidis Widyarsanti, supervisora de recursos humanos de una fábrica de ropa de Semarang, Indonesia, hizo todo lo posible por conseguir vacunas para proteger mejor a los 649 empleados de la fábrica. Se alegró mucho cuando llegó la ayuda.
“Teníamos dificultades para encontrar vacunas. Por ello, nos sentimos encantados y agradecidos cuando Better Work Indonesia nos informó de este programa conjunto de vacunas para los trabajadores de las fábricas de ropa, sus familias y las comunidades circundantes. Es importante garantizar un lugar de trabajo seguro y saludable que no sólo proteja a los trabajadores, sino que también mantenga el funcionamiento de la empresa”, dijo Widyarsanti.
El programa de vacunación, implementado a través de 12 centros de vacunación, vacunó a miles de trabajadores en el marco del programa Better Work Indonesia de la OIT.
Leyenda: El programa de vacunas para los trabajadores de la confección en Java Central, Indonesia.
Sin embargo, el trabajo de Widyarsanti no fue fácil. Al menos la mitad de los empleados se negaron a vacunarse. Muchos temían dar positivo, mientras que otros se preocupaban por los efectos secundarios de la vacuna.
Widyarsanti no se rindió ante esta resistencia. En su lugar, intensificó los esfuerzos para difundir los beneficios de las vacunas pidiendo a los supervisores de cada división que compartieran información precisa sobre la vacuna contra la COVID-19 en sus reuniones informativas diarias. La empresa también colocó folletos e instaló un televisor en la entrada de la fábrica para difundir continuamente información sobre las vacunas contra la COVID-19.
Como resultado, el 95% de los empleados de la fábrica están ahora vacunados.
Leyenda: Trabajadores de la confección vacunándose en Java Central, Indonesia.
Indah Rayuningsih fue una de las trabajadoras que se negó a vacunarse inicialmente. Como la información errónea sobre las vacunas contra la COVID-19 circulaba por toda Indonesia, Indah temía que las vacunas fueran mortales. Ella cambió de opinión después de escuchar información más precisa sobre las vacunas y ver que su familia estaba bien después de recibir la vacuna.
“Las vacunas no son algo para preocuparse. Fíjate en mi ejemplo, salí bien y me sentí protegida. Todos podemos estar sanos y a salvo de la COVID-19,” dice Rayuningsih.
Ahora es una defensora de la seguridad de las vacunas contra la COVID-19, que persuade a sus compañeros de trabajo, a familias y a las comunidades vecinas para que se vacunen.
Esta historia ha sido elaborada a partir de este artículo y de este otro artículo publicado originalmente en el sitio web de las Naciones Unidas en Indonesia. Apoyo editorial proporcionado por la Oficina de Coordinación del Desarrollo.