Infancia robada y sueños rotos, la realidad del matrimonio infantil

Destacamos esta historia en el marco de 16 Días de activismo contra la violencia de género, una campaña internacional que se celebra cada año y que comienza el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y se extiende hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
Atrapadas en sus casas, sin poder ir a la escuela, aisladas de sus familias, amigos y comunidades, así es la vida de la mayoría de las niñas casadas. Sustituir el aprendizaje en las escuelas, el juego con sus amigos y la vivencia de su infancia por las responsabilidades del hogar, las tareas domésticas y la crianza de las nuevas generaciones mientras ellas mismas aún son niñas supone un riesgo para sus vidas, las de sus hijos e hijas y el futuro de sus comunidades.
El matrimonio infantil tiene un enorme coste para los niños y niñas, amenaza la vida y la salud de las niñas y limita sus perspectivas de futuro. Las niñas obligadas a contraer matrimonio infantil a menudo quedan embarazadas cuando aún son adolescentes, lo que las expone al riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo o el parto. Estas complicaciones son en ocasiones una de las principales causas de muerte.
"A los 14 años me casaron con un primo diez años mayor que yo en una pequeña ceremonia. Dejé la escuela, mis amigos y mi familia. No estaba contenta, pero no tuve más remedio que aceptar la situación, y en un mes me quedé embarazada", cuenta Ibtisam*, una niña casada de Yemen.
El matrimonio precoz limita las oportunidades de las niñas y sus futuras perspectivas de empleo, y tiene efectos a largo plazo en sus familias. Las niñas que abandonan la escuela presentan peores condiciones sanitarias y económicas que las que siguen estudiando, y a la larga sus hijos, hijas y familias también salen perjudicados.

El matrimonio infantil es una violación de los derechos humanos
A pesar de las leyes que la prohíben, la práctica del matrimonio infantil sigue estando muy extendida; es un producto tóxico de la pobreza, la ignorancia y la arraigada desigualdad de género. Con los conflictos en curso y las emergencias humanitarias a gran escala en la región árabe, las mujeres y las niñas corren un mayor riesgo de sufrir violencia y matrimonio infantil, algo que sigue agravándose con la pandemia de COVID-19.
"Mi marido tenía mucho carácter, me pegaba continuamente y me rompió una costilla. Me sentía indefensa, humillada y me maldecía. Cuatro meses más tarde, me quedé embarazada", dijo Amal*, una novia infantil de Egipto.
El matrimonio infantil es una de las peores formas de violencia en el mundo, ya que expone a las niñas y a las mujeres a un mayor riesgo de violencia sexual, física y psicológica, y a las consecuencias que de ello se derivan a lo largo de su vida. Las jóvenes casadas de niñas tienen más probabilidades de sufrir violencia física y/o sexual por parte de su pareja que las jóvenes casadas de adultas. Son menos capaces de defenderse por sí mismas y menos capaces de escapar de las relaciones abusivas. Las enfermedades mentales son comunes entre las niñas casadas, debido a su experiencia de violencia. En comparación con las mujeres que se casan más tarde, las niñas que se casan jóvenes también son más propensas a pensar que los golpes a la esposa están justificados.
"La primera vez que me pegó, se me rompió el corazón, pero no me di cuenta de que era totalmente inaceptable. Pensé que formaba parte del matrimonio", dijo Maya*, novia infantil de Jordania.
El matrimonio infantil tiene consecuencias devastadoras
Las niñas que se casan jóvenes suelen sufrir impactos traumáticos duraderos que limitan sus opciones en la vida y su capacidad de tomar decisiones autónomas. Acaba con su infancia y repercute negativamente en sus derechos a la educación, a la sanidad y a la protección. A menudo son incapaces de negociar eficazmente a la hora de mantener relaciones íntimas o de utilizar métodos anticonceptivos, lo que las hace vulnerables a embarazos precoces no deseados y, en ocasiones, también a contraer infecciones de transmisión sexual.
Las niñas casadas suelen ser presionadas para tener un bebé poco después de casarse, a pesar de ser ellas mismas menores de edad. El embarazo precoz está lleno de riesgos. Prevenir el matrimonio infantil ayudaría a reducir los riesgos de infección por el VIH, la muerte materna y las discapacidades, incluida la fístula obstétrica. Las complicaciones derivadas del embarazo y la maternidad son la primera causa de muerte de las niñas de 15 a 19 años.
"Me quedé embarazada poco después de casarme, y estuve a punto de morir por complicaciones relacionadas con el embarazo a los 15 años, ya que sufrí un parto prolongado cuando estaba dando a luz", dijo Afrah*, una novia infantil de Somalia.

El matrimonio infantil priva a las niñas del poder de elección
A las novias infantiles se les niega el derecho a elegir con quién y cuándo casarse y, en consecuencia, cuándo quedarse embarazada y cuántos hijos e hijas tener: las decisiones más importantes de la vida. La elección de la pareja es una decisión importante, que debe tomarse libremente y sin miedo ni coacción. También pone en peligro los derechos de las niñas, como el derecho a la educación, a la salud, a la supervivencia y a desarrollarse plenamente. Para una niña, el casamiento suele significar el fin de su educación. Puede dejar de lado sus posibilidades de tener una vocación y arrebatarles sus opciones de vida.
"Me obligaron. Era una niña, sólo tenía 15 años. No quería casarme", dijo Samia*, de Iraq, con un breve destello de ira en su joven rostro.
Acabar con el matrimonio infantil es esencial para que millones de niñas tengan la oportunidad de una vida mejor y de desarrollar todo su potencial. También ayuda a evitar importantes costes económicos relacionados con la fecundidad, la salud, la nutrición, la educación y los ingresos, no sólo para las propias niñas, sino también para sus familias, sus comunidades y los países donde prevalece esta práctica.
Todas las niñas tienen derechos humanos y gozan de un inmenso potencial. Todas las niñas han sido creadas por igual, pero no disfrutan de las mismas oportunidades. Las que corren el riesgo de contraer matrimonio infantil y las que se casan jóvenes necesitan protección y programas que respeten sus derechos y puedan revertir su situación.
En este sentido, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) promueve políticas, programas y leyes destinadas a poner fin al matrimonio infantil, y apoya las inversiones centradas en las niñas, basadas en pruebas, que las empoderan con la información, las habilidades y los servicios que necesitan para estar sanas, educadas y seguras, ayudándolas a hacer una transición exitosa a la edad adulta. El UNFPA también trabaja para apoyar las necesidades de las niñas casadas, especialmente en materia de planificación familiar y sanitaria.
El UNFPA colabora con los gobiernos y los asociados de la sociedad civil, a todos los niveles, para promover y proteger los derechos humanos de las niñas y apoya campañas innovadoras y promueve legislaciones y programas destinados a poner fin al matrimonio infantil. En 2016, el UNFPA, junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), puso en marcha el Programa Mundial para Acelerar la Acción para Poner Fin al Matrimonio Infantil en 12 de los países con mayor prevalencia o carga.
*Nombre cambiado por motivos de privacidad y protección
Esta historia fue publicado anteriormente por UNFPA. Apoyo editorial proporcionado por la Oficina de Coordinación del Desarrollo de las Naciones Unidas.
















