Las mujeres indígenas brasileñas plantan cara a la violencia de género: 'No tenemos miedo'

Más de 36.000 mujeres y niñas se beneficiaron en 2022 de unos talleres para supervivientes de la violencia de género en Brasil. “Después de la primera conferencia, muchas mujeres se sintieron más fuertes. Al día siguiente, dijeron ‘basta’ a la violencia. Estos hombres ya no harán lo que quieran con ellas, porque ahora las mujeres están más empoderadas”, explica Lutana Ribeiro, una de las facilitadoras.
Los talleres son organizados por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y tienen como objetivo formar a las mujeres de las comunidades indígenas para que ayuden a difundir una información que puede salvar vidas entre amigas, familiares y compañeras.
Ribeiro es miembro de la etnia kokama y única jefa del Parque das Tribos, un barrio indígena donde viven unas 4.500 personas y que pertenece a Manaos, la capital del estado brasileño de Amazonas. Allí la violencia contra las mujeres es frecuente. “Las mujeres llaman a mi puerta pidiendo ayuda. Esta iniciativa es muy importante para hacernos cada vez más fuertes y tener este apoyo a través del diálogo y la experiencia”, asegura Ribeiro.
Escasamente poblado y relativamente aislado por tierra, mar y aire, el estado de Amazonas se enfrenta a retos particulares en el acceso a los servicios públicos, incluido el apoyo a la salud sexual y reproductiva y la respuesta a la violencia de género.
En este contexto, los talleres de la UNFPA, la agencia de la ONU para la salud sexual y reproductiva, no sólo exploran los distintos tipos de violencia y ayudan reforzar las capacidades locales de prevención y lucha contra la violencia de género, sino que ofrecen talleres en los que participan hombres y niños, y dan información sobre cómo acceder a las redes locales de apoyo social y a los mecanismos de protección legal disponibles.
Para la realización de estos talleres, el Fondo de Población cuenta también con el apoyo financiero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
Enorme incremento de los feminicidios
En 2021, al menos una persona llamó cada minuto al número de emergencias de la policía nacional en Brasil para denunciar violencia doméstica. De 2016 a 2021, la tasa de feminicidios (definidos como el asesinato intencionado de una mujer, motivado al menos en parte por su género) aumentó más del 44%, con una mujer muerta por feminicidio cada siete horas. En el estado de Amazonas, de todas las mujeres asesinadas intencionalmente, más de una de cada cinco fueron casos de feminicidio.
Al taller que facilitó Ribeiro para supervivientes de la violencia de género asistieron 50 mujeres de la zona. “El primer día, pocas hablaron. Hoy la mayoría lo han hecho”, dice. Según cuenta, ya en el segundo día del taller, las mujeres estaban deseosas de compartir sus experiencias tanto entre ellas como con el equipo del Fondo de Población.
Entre los mecanismos de protección legal disponibles que son expuestos en los talleres, se encuentra la Ley Maria de Penha. Esta normativa modificó el Código penal brasileño en 2006 para permitir no solo la detención de los agresores por un acto de violencia contra una mujer o una niña, sino también su encarcelamiento, si el riesgo de que cometieran dicho acto se consideraba una amenaza para la vida de una persona.
Un espacio seguro para las mujeres
“La iniciativa es muy importante para hacernos cada vez más fuertes y tener este apoyo a través del diálogo y la experiencia”, señala Ribeiro. Los niños también participaron en actividades recreativas para que sus madres pudieran asistir.
“Los talleres crearon un espacio seguro para que las mujeres reflexionaran juntas sobre las diferentes formas de violencia que afectan a su vida cotidiana y sobre las estrategias para afrontarlo”, afirma Débora Rodrigues, responsable de la oficina del UNFPA en Manaos.
Esas estrategias “incluyen la ampliación de la oferta al acceso de los servicios que garantizan la protección y los derechos de toda la comunidad del Parque das Tribos”.
Ribeiro afirma que los participantes en el taller del Parque das Tribos se sintieron fortalecidos colectivamente: “Nosotros, como indígenas”, dice, “no tenemos miedo”.
















