Género y agricultura: En Sudán y Yemen, las agricultoras están afrontando un clima que cambia rápidamente

En Yemen, donde las comunidades se enfrentan al conflicto y al declive económico, las temperaturas han aumentado más rápido que la media mundial durante las últimas tres décadas. En todo el país, las sequías y las inundaciones dañan periódicamente las tierras agrícolas, reducen la disponibilidad de tierras cultivables y amenazan los medios de vida y la seguridad alimentaria de las comunidades.
"La agricultura es la principal fuente de ingresos de nuestras comunidades, pero el cambio climático ha dificultado la agricultura y ha provocado el declive de nuestra economía", dijo Noha Alban, una líder comunitaria de Lahj, una gobernación de Yemen.
Yemen se enfrenta a un descenso de la productividad agrícola y a la escasez de los cultivos estacionales de los que depende la población rural, lo que ha provocado un aumento de la inseguridad alimentaria y de las altas tasas de malnutrición, así como la continua escasez de aguas subterráneas y de agua limpia potable.
"Antes de que empezáramos a sufrir la sequía, las lluvias torrenciales y las inundaciones, el 80% de nuestra comunidad trabajaba en las granjas, pero ahora sólo el 30% puede permitirse comprar semillas o los demás recursos que necesitan para seguir cultivando", dijo Noha.

En las comunidades rurales de todo Yemen, las mujeres están afrontando el problema del cambio climático con entereza y resiliencia.
Las mujeres suelen trabajar como agricultoras y se convierten cada vez más en el único sostén de sus familias, dice Noha. Ellas también desempeñan un papel fundamental en la seguridad alimentaria y la gestión de la tierra y ayudan a mitigar las tensiones entre los grupos agrícolas locales en lo que respecta a los recursos naturales, como el agua.
Noha es una de las integrantes del Comité de Resolución de Conflictos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, también conocida como IOM, en inglés), que se formó para abordar los problemas que surgen en las comunidades debido a los desplazamientos y a la competencia por recursos.
Como integrantes de dicho comité se trabaja para concienciar sobre la sostenibilidad medioambiental, la cohesión social y las soluciones pacíficas a los conflictos a través del diálogo y la mediación comunitaria.
"La mayoría de las personas aquí saben que el clima está cambiando, pero no saben qué tipo de precauciones pueden tomar. Las mujeres pueden ayudar a reducir los riesgos del cambio climático hablando con las personas y concienciándolas", añadió Noha.
Noha y otros miembros del comité trabajan estrechamente con agricultores (de todos los géneros) para mejorar y cuidar sus cultivos agrícolas, y educarles sobre las complicaciones del cambio climático y las causas de las inundaciones y las sequías.
"Como integrante del Comité de Resolución de Conflictos, yo ayudo a resolver estas disputas. También educamos a agricultores y les animamos a apoyarse mutuamente en la gestión de los recursos y de sus tierras", concluye Noha.
En Sudán, mujeres lideran sus comunidades en la lucha contra el cambio climático

Khartoum Abdulrahman Al Duma pasó gran parte de noviembre cosechando sésamo y cacahuetes en su granja de la región de Darfur, en Sudán.
En Darfur, el terreno puede ser difícil de sembrar; algunas partes de la tierra son semiáridas y propensas a las sequías, las cuales se están agravando en medio de la crisis climática. La región se ha visto acosada por el conflicto durante las dos últimas décadas, lo que agrava los problemas de sus habitantes.
Pero el cultivo de Al Duma resultó ser un cultivo abundante—que produce una cosecha inusualmente abundante. Esto se debe en parte a la formación que recibió en el marco de una iniciativa dirigida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, conocido en inglés como UN Environment Programme, United Nations Environment Programme, UNEP).
Llamado Proyecto de Gestión de Cuencas de Wadi El Ku (Wadi El Ku Catchment Management Project, en inglés), en él se impartió entrenamiento a Al Duma y a otras docenas de mujeres sobre cómo cosechar, almacenar y comercializar sus productos. Para las mujeres de la región, muchas de las cuales han enviudado a causa del conflicto, los cacahuetes y las flores de sésamo son una importante fuente de ingresos.
"Después de vender nuestros productos y obtener dinero, podemos hacer muchas cosas, entre ellas enviar a nuestros pequeños a la escuela y empezar una pequeña empresa", dice Al Duma.
La formación que recibió forma parte de un esfuerzo más amplio del PNUMA para crear oportunidades económicas en Darfur, especialmente para las mujeres, y para ayudar a la región a hacer frente a un clima que cambia rápidamente. Enclavado en el extremo sur del desierto del Sahara, en una región conocida como el Sahel, Darfur ha visto disminuir las precipitaciones en los últimos años.
El proyecto Wadi El Ku, que se concentra en un valle fluvial cerca de la ciudad de El Fasher, en el noroeste de Sudán, también ha apoyado la construcción de presas, o diques bajos, para conservar y regular el agua de lluvia. El proyecto, que existe desde 2014, ha sido elogiado por apoyar los medios de vida locales y reducir los conflictos entre pastores nómadas y agricultores.
"Las mujeres son capaces de marcar la diferencia en varios campos, incluido el de la agricultura. Pero necesitan apoyo y empoderamiento", dijo Mariam Abubakr, parte del equipo del Proyecto Wadi El Ku. "Creemos que el conocimiento es nuestra arma para luchar contra el cambio climático y así lo demuestra la temporada de cosecha. Estoy feliz de ver a estas mujeres recoger los frutos de su esfuerzo".
Más recientemente, hubo equipos que trabajaron en cinco aldeas del país para formar a las mujeres en técnicas agrícolas modernas.
Las mujeres cultivan parcelas de 30 acres de tierra donadas por los Sheikhs locales, o ancianos de las aldeas. El proyecto ayudó a poner en marcha las granjas, al preparar el terreno, proporcionar arados y donar semillas de cacahuetes, sésamo y sorgo. Ese apoyo ayudó a las granjas dirigidas por mujeres a sobrellevar una temporada de cultivo seca mejor que muchas otras de su zona.
Este artículo se basa en dos historias publicadas originalmente por las Naciones Unidas en Yemen y las Naciones Unidas en Sudán. La Oficina de Coordinación del Desarrollo (OCD) ha prestado su apoyo editorial.
Para saber más sobre nuestro trabajo en este ámbito y en otros, lea el último informe de la Presidenta del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible sobre la Oficina de Coordinación del Desarrollo.
















