Un hogar lejos de casa: Los refugiados de Zimbabwe utilizan la hidroponía para cultivar productos de alto valor
El campo de refugiados de Tongogara, situado en el distrito de Chipinge, en Zimbabwe, se ha convertido en un refugio seguro en el que nacionalidades de diferentes países de África han aprendido a convivir e intercambiar sus diversas experiencias vitales. Es un espacio en el que tolerar la forma de vida del otro es la norma, a la vez que se logra la adaptación a un entorno distinto al de casa.
Sarah Mayambo, del país vecino del este de Zimbabwe, Mozambique, ya no recuerda su fecha de nacimiento debido a su avanzada edad. Sus pertenencias, incluido su documento de identidad, quedaron destruidas en el incendio que arruinó el lugar al que solía llamar hogar.
“Perdí todo lo que poseía en esta vida en mi hogar, sólo logré escapar con la ropa que llevaba puesta ese fatídico día, pero lo que más me duele son mis niños y niñas. Nunca supe de ellos, intenté llamarlos, pedir a los familiares que los localizaran a través de las redes sociales pero fue en vano, una triste realidad para mí”.
"Cuando llegas a esta edad sólo quieres tener noticias de tus niños y niñas y reírte con tus nietos, pero empiezo a pensar que les puede haber pasado lo peor. No voy a perder la esperanza. En nuestra cultura hay un viejo dicho que dice que un ser humano no desaparece sin dejar rastro", afirmó.
Sarah es una de los 15.000 refugiados del campo de refugiados de Tongogara que no saben cuándo volverán a casa o a ver a sus familias. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) están trabajando con esta comunidad para que tengan un apoyo a sus medios de vida.
ACNUR colabora estrechamente con el Gobierno de Zimbabwe para garantizar la protección y la asistencia a los refugiados y solicitantes de asilo en Zimbabwe. Esto incluye el registro, la prevención, la mitigación y la respuesta a la violencia de género, la protección de los niños y niñas y de las personas con necesidades específicas, la documentación, la provisión de refugio, suministros educativos, agua potable y saneamiento, entre otros tipos de asistencia. La agencia de refugiados, en alianzas con el PMA, se compromete a ampliar y diversificar los proyectos de generación de ingresos para aumentar la resiliencia de quienes viven en el campamento.
En los alrededores del campamento se llevan a cabo diferentes actividades, desde la fabricación de jabón hasta la cría de aves de corral, así como el cultivo de diferentes productos, como plátanos y otros tipos de fruta. El campamento también cuenta con un invernadero en el que se cultivan productos de alto valor mediante el método hidropónico.
El invernadero permite a los residentes producir sus propios alimentos, obtener unos pequeños ingresos y comprar algunos artículos esenciales para el hogar.
A Sarah siempre le ha apasionado la agricultura. Solía ser propietaria de un terreno en su país. Con una gran sonrisa en la cara, dice que producir alimentos la hace feliz porque la comida mejora la vida.
"Me uní al proyecto hidropónico porque me encanta producir alimentos, es una forma de vida importante para la mayoría de la gente. Cultivamos verduras de gran valor para comer y vendemos el excedente".
"Suelo ser la primera persona que llega aquí por la mañana, estar rodeada de naturaleza me da esperanza, me hace prestar atención, me mantiene ocupada y me hace olvidar los retos de mi vida ya que me preocupo menos. Siempre estoy deseando venir y ver mis hortalizas", añadió.
El campo de refugiados de Tongogara acoge a casi 15.000 refugiados que han huido de la guerra, los conflictos y los disturbios en los Grandes Lagos y el Cuerno de África. Muchos refugiados escaparon del conflicto con las pocas pertenencias que pudieron llevar y, lo que es más importante, con sus habilidades para la vida, que ahora están siendo aprovechadas para mantener vivas sus esperanzas.
La diversa composición del campo de refugiados de Tongogara incluye poblaciones afectadas de la República Democrática del Congo, Rwanda, Burundi, Somalia, Etiopía y Eritrea.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha estado apoyando a los refugiados en Zimbabwe desde enero de 2015, cuando la población del campamento superaba las 5.000 personas.
Una de las principales formas en que el Programa apoya a estos refugiados es proporcionando asistencia en efectivo. Las transferencias en efectivo empoderan a estas comunidades al darles la opción de satisfacer sus necesidades esenciales a través de los mercados locales, al tiempo que proporcionan un impulso a estos mercados. El arroz, el pescado y las patatas son los productos más populares que consumen los refugiados.
Este artículo ha sido escrito por Tatenda Macheka, de PMA Zimbabwe, y Sonia González, de ACNUR Zimbabwe, y editado por la Oficina de Coordinación del Desarrollo. Para más información sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Zimbabwe, visite: zimbabwe.un.org.